Un último trago
- Relatos alcohólicos - UTA
- 28 ene 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 3 feb 2019
En épocas festivas las personas tienden a tomar alcohol, ya sea para divertirse o para socializar, es aquí en donde también se dan casos de pleitos, discusiones, o incluso casos graves de asesinatos.
Así, el caso de Diego, un muchacho tranquilo y corriente al que le resultaba difícil entablar amistad con las personas, siempre quiso pertenecer a un grupo de amigos en donde pudiera relacionarse y compartir con ellos.
Estos grupos que tanto admira son de fiestas, farra y aparentan divertirse. A él lo atraía mucho esto, pero no sabía cómo encajar y tenía miedo de hacerlo, ya que su peor temor era quedar en burla y ridículo. Al intenta acercarse a ese grupo él escuchó que con fiestas y sobre todo alcohol, podría encajar perfectamente.
Así que compro las bebidas alcohólicas más atractivas y empezó a buscar un pretexto en ellos para invitarlos sin saber que este sería su último trago. Consiguió invitarlos a unas copas y a las bebidas más prestigiosas. Entre copa y copa le parecía más fácil socializar y hasta ellos dialogaban con él de manera amena.
Pero con el tiempo fueron perdiendo la facultad de sus capacidades y sus conciencias. Un muchacho del grupo, el cual Diego no conocía de ningún lado, pedía más botellas. Se fijó que Diego tenía una botella de alcohol, este se lo pidió y dijo que era para todo el grupo, entonces este empezó a descontrolarse, y atacó a sus propios amigos sin pensar en las consecuencias. Todos reaccionaron de manera más hostil y así empezó una pelea que terminaría en tragedia.
Al no recibir la botella, este chico rompió una botella vacía y atacó a todos los del grupo, pero el que más se llevó lo peor fue Diego, ya que este recibió un corte por el cuello. El resto huyó herido y despavorido, mientras Diego, que solo quería socializar, recibió la peor parte, se desangraba y nadie lo ayudaba.
Al día siguiente los familiares de Diego lo buscaban por todas partes, pues él no regresaba a su hogar. Fue ahí donde descubrieron la terrible verdad, Diego había muerto desangrado y ninguno de los “amigos” con los que tomó esa noche le ayudó.
Xavier Trujillo y Bradley Santin
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