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Mercedes era una niña que creció en un ambiente familiar con violencia. Su padre alcohólico maltrataba física y psicológicamente a su madre. Creció soportando a su padre violento. A sus 18 años probó por primera vez el alcohol, desde que el momento empezó como su padre a tomar cada semana. Todo parecía normal, salía con sus amigos, tomaban, se divertían.

A los 22 años conoció a Alonso, amor a primera vista. Se enamoraron y al año de relación ella quedó embarazada, por lo que decidieron vivir juntos. Nació el pequeño Carlitos pero las cosas no iban muy bien, existían peleas constantes. Alonso decía que hubiera preferido no tener al niño, manifestaba que era joven y que no tenía dinero para mantenerlo. Tomaron la decisión de viajar al extranjero en busca de un buen trabajo pero Carlitos se quedaría con su abuelita. Durante el tiempo que estuvieron fuera del país la comunicación con su hijo fue muy poca.

Al retornar al país comenzaron sus vidas con su hijo pero no tomaron en cuenta que la relación con Carlitos no sería la misma. Él frecuentemente les reclamaba el abandono. Pocos meses después surgieron nuevamente las peleas y con ello el consumo de alcohol actualmente.

Carlitos tiene 25 años, acaba de salir del centro de rehabilitación de alcohólicos anónimos. Al llegar a su casa se encuentra con sus padres borrachos. Un par de amigos lo llaman para darle la bienvenida y él nuevamente cae en las garras del alcohol.