(Sin título)
- Relatos alcohólicos - UTA
- 3 feb 2019
- 2 Min. de lectura
Todo comenzó el último día de clases del colegio, tenía 16 años, era buen estudiante. Obtuve el mejor promedio de las pruebas de grado. Al ver ese resultado mis amigos y yo optamos por celebrar sin pensar a dónde me llevaría eso.
Parecía tranquilo cuando llegamos a una cancha de indor pero de tanta charla surgió la idea de comprar alcohol. Para nosotros era un reto a ver quién permanecía más tiempo tomando y no marearse. Y mientras más pasaba el tiempo más se acumulaban las botellas.
Sin darnos cuenta ya excedían las tres javas. Todo comenzó así. Al entrar a la universidad no pensaba en las consecuencias que haría el consumo del alcohol.
El primer semestre era normal, no tomaba mucho, pasaba mis materias sin problemas, pero al estar más tiempo daba más importancia a otras cosas. Conocí personas que estaban involucradas en el consumo del alcohol, parecían personas normales, pero se enfocaban más en distraer su mente y eso lo hacían tomando alcohol.
Cada día tenían una historia de qué hablar debido a las actividades que realizaban cuando se sentían mareados. La intriga era mucha debido a la felicidad y risas que les causaba tomar. Al estar enfocado 100% en el estudio no podía asimilar dicha felicidad y como una persona que tiende a experimentar para saber qué se siente fue muy fácil llevar una amistad con una persona.
A medida que pasaba el tiempo las prioridades cambiaron, los estudios se hicieron a un lado, las materias se venían acumulando cada semestre, así se venía retrasando el tiempo de estudiar la carrera hasta llegar al punto de repetir todo un semestre de estudio. Esa fue una experiencia que me ayudó a entender lo malo que hice, sin mencionar las actividades que repetía cada vez que una persona perdía los sentidos por culpa del alcohol.
Desde ese momento dejé un poco el alcohol pero ya era muy tarde, perdí un año de mi vida por estar involucrado con la bebida, no puedo decir que dejé de tomar por ahora. Soy muy responsable, tengo mis prioridades y el alcohol no es una de ellas.
En el transcurso de ese tiempo tuve muchos problemas, me alejé de mi familia debido a que sólo llegaba a dormir a mi casa, mas no a tener comunicación con ellos.
En la sociedad es difícil tener una vida sana debido a las variedades de vicios que existen. No puedo decir que dejé el alcohol, pero ahora sé cuándo es el momento adecuado para consumir y cuando no. He visto a jóvenes de menores de 18 años que consumen alcohol, jóvenes en situación, pero la vida no es así, el alcohol te permite olvidar los problemas por cierto tiempo pero no es la solución.
El alcohol te lleva a más problemas de salud, o en la sociedad, problemas con los padres, pierdes la concentración y te lleva a tomar tantos años, y nunca más podrás recuperar el tiempo.
Me pongo a pensar que si tuviera un hijo no me gustaría que repitiese la misma historia.
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