(Sin título)
- Relatos alcohólicos - UTA
- 3 feb 2019
- 1 Min. de lectura
Estando un día saliendo de la universidad me encontré con una muchacha muy bella. A pesar de su belleza las cosas en su vida no estaban saliendo del todo bien pues ella tenía varios problemas familiares y sentimentales.
Sus padres estaban a punto de divorciarse y su enamorado no era el príncipe azul que ella había pensado, pues no le apoyaba en sus decisiones y no le ayudaba en sus problemas familiares. Cuando la vi decidí acercarme a ella y descubrí que se encontraba en estado etílico y con una botella de mezcal a su lado, entonces le pregunté: -¿qué te pasa?-, y ella se desahogó.
Después que la escuche decidí darle un consejo, le dije que la vida es hermosa como para desperdiciarla en un vicio tan atroz como lo es el alcohol, le expliqué que todas las cosas tienen solución y qué a los problemas hay que enfrentarlos con actitud positiva. Ella no entendía el verdadero valor de la vida y todas las cosas buenas que pasaban a su alrededor, y no hizo caso a todos los consejos que le di.
De pronto ella salió corriendo de ese lugar y logré observar que se subió a conducir un auto, entonces yo me fui muy preocupada mi casa.
Al día siguiente, cómo era costumbre, en mi casa compraban el periódico para leerlo todas las mañanas, y cuando estaba desayunando, mientras mi padre leía el periódico en la mesa, logré ver en la portada del periódico un terrible accidente. Precisamente era lo que me imaginaba, era aquella chica que conocí ayer, se había accidentado y perdió la vida.
El cibernauta
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