(Sin título)
- Relatos alcohólicos - UTA
- 3 feb 2019
- 2 Min. de lectura
Ana lucía a sus 14 años conoció en una fiesta familiar a Alonso, un joven de 20 años. En aquella fiesta bailaron toda la noche, la atracción que sentía el uno por el otro era muy evidente. Días después se contactaron vía internet y comenzaron una relación amorosa. A los padres de Ana no les agradaba esta relación debido a que Alonso era muy mayor para su pequeña hija.
Los primeros meses de relación para Ana resultaron ser una experiencia agradable, hasta que se dio cuenta que su novio ingería alcohol recurrentemente, y por este motivo peleaba en la calle, llegaba muy de noche a su casa, le asaltaban, incluso se caía en la calle y se quedaba dormido. Ana vivió todas esas experiencias por 2 largos años. Ella ya no podía dormir los fines de semana porque sabía que su novio se iría a beber. Ingenuamente Ana pensaba que con todo el amor y fuerte carácter podría cambiar las conductas de su novio. Está dinámica resultó ser un círculo vicioso, ya que los fines de semana Alonso tomaba. Al iniciar la nueva semana pedía perdón, a mitad de semana Ana lo perdonaba, pasaban en armonía unos tres días con suerte, y Alonso volví a tomar. Este proceso se repetía semana tras semana.
Un día Ana llegó a la desesperación porque su novio se fue a beber tres días seguidos y ningún día dio señales de vida a su novia. Ana pasó estos tres días llorando en cama, su familia estaba muy preocupada y no sabía qué hacer. Por azar de la vida, Carlos, un amigo de Ana, le invitó a una caminata nocturna del scout. Ana no deseaba ir pero sus padres la animaron para que fuese y se distrayera.
Ana pudo sentir el aprecio y preocupación de Carlos hacia su persona y pudo darse cuenta que hay muchos hombres sin vicios que darían todo por estar con ella, mientras ella está sufriendo y entregando todo su amor y tiempo a alguien que no la valora.
Pasaron varios días y Ana ya no era la misma con Alonso, entonces el muchacho decidió reconquistarla, pero para su novia ya era muy tarde. Sin embargo, ella decidió darle la última oportunidad, aunque ya no sentía nada por Alonso.
Un día turbio Ana chateaba con Carlos sobre cómo estuvieron sus días, este acto enfureció totalmente a Alonso y le dio un manotazo a Ana. Después cayó en la cuenta de lo que hizo y pidió disculpas llorando y de rodillas. Para Ana este acto fue la gota que derramó el vaso ,y con seguridad pudo decirle adiós.
Pasan los años y Alonso sigue buscando a Ana, incluso entró a un centro de rehabilitación. Lleva un año limpio, pero esto a Ana ya no le atrae.
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