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  • Foto del escritor: Relatos alcohólicos - UTA
    Relatos alcohólicos - UTA
  • 3 feb 2019
  • 2 Min. de lectura

Una penosa experiencia por consumir alcohol sucedió en mi familia, para ser más exacto, fue a mi primo, alguien bien querido como un hermano. Al inicio solamente era por diversión tomar con los amigos del barrio como cualquier chico normal cuando se juntaba con los demás amigos, pero lo que empezó por diversión de a poco se fue convirtiendo en algo más.

De dos cervezas consumidas cada fin de semana, se convirtió en una jaba, ya no era solamente por la diversión o por pasar el tiempo con los amigos sino más bien se convirtió en una necesidad. Ya no era necesario salir a jugar y luego para refrescarse, sino todo lo contrario, y ya no jugaba, solo tomaba. Ya no era el chico alegre, dinámico, juguetón, sino más bien se estaba convirtiendo en alguien agresivo, solo tenía la necesidad de tomar cuando se quedaba sin dinero, solo pedía a los amigos y cuando no le daban optaba por maltratarlos. Empezó a pedir a las personas en los parques de una forma amenazante.

En cierta ocasión en una reunión conoció a una chica, la cual fue bueno. Eso parecía. Tuvieron dos hijas muy hermosas, parecían una familia feliz pero el alcohol no lo podía dejar seguir haciendolo. Tomaba ya casi todos los días, perdió el interés por trabajar, la esposa le abandonó y voló al extranjero, a España con el propósito de que todo fuera diferente, pensando luego en reunir a la familia.

Pero todo fue a peor, él se dedicó a tomar todos los días, vendió sus cosas que tenía en su casa para poder comprar alcohol. Ya no se podía controlar, maltrataba a sus hijas al extremo que la abuelita le separó de él.

Para intentar ayudarle, las hijas le acompañaban a que recibiera tratamiento con psicólogos, hasta en instituciones de alcohólicos anónimos, pero nada resultaba, ya que él sólo pensaba en tomar. Los papás le ingresaron en un centro de alcohólicos, el cual resultó ser muy caro, pero vendieron gran parte de sus propiedades para ayudarle. Pasó ahí seis meses, parecía increíble, salió como una persona nueva. Pero al paso de una semana volvió a recaer con mucha más fuerza. Todo el dinero y el tiempo invertido en su recuperación se fue a la basura. Sus padres se quedaron en la ruina porque le pusieron en dicho centro de ayuda por tres ocasiones, pero si él no quería cambiar, nada ni nadie le podrían ser de ayuda.

Aquel chico que le gustaba el deporte hoy es un alcohólico, lleva una vida de pordiosero, ya que vive en la calle. Si te preguntas por qué su familia no le acoge es porque les maltrata, e incluso le envió al hospital a su mamá. Así que piensa bien si quieres consumir alcohol.

-C. N.

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Web creada por la tutoranda Paola Acosta y el profesor Álvaro Jiménez como parte del proyecto de investigación para el tratamiento del alcoholismo en jóvenes universitarios (2453-CU-P-2017 / DIDE-UTA).

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