“AQUEL JOSEPH”

Reservado, respetuoso, humilde y simpático, así era Joseph, un muchacho de 16 años, proveniente de una familia afectuosa que le inculcaba que lo más importante era la responsabilidad con el estudio y el trabajo.

Las buenas noticias y comentarios positivos de sus dos amigos más cercanos, eran propios al hablar de Joseph. Incluso, era el ejemplo de su hermano pequeño, quien soñaba algún día ser como él.

Una tarde, Joseph asistía a la fiesta de Luis, un amigo que recién se integraba a su colegio, quien entre conversaciones y risas le ofreció un poco de licor. Joseph no sabía qué era lo que le habían regalado por eso decidió no aceptarlo, pero ante la insistencia de Luis, finalmente bebió.

Un sabor amargo en su boca, ardor en la garganta y su estómago, y un poco de euforia invadieron su cuerpo, motivándole a no rechazar las próximas copas de alcohol.

Una supuesta sensación de alegría lo segó y no se percató de lo rápido que había terminado la tarde hasta que el sonido de su celular le recordó que ya era tiempo de regresar a casa. Mientras volvía se preguntaba si había hecho bien o mal al beber aquel vaso de alcohol, incluso sintió ilusión de volver a probarlo. Al llegar a casa, sus padres un tanto molestos lo castigaron por su estado. Al día siguiente la resaca fue algo incómoda, algo nuevo que experimentó. Luego sus padres conversaron con él y le aconsejaron sobre el cuidado que debía tener con esta situación.

Pasó una semana y nuevamente sus amigos le invitaron a beber, de manera que aquel consejo de sus padres desapareció de su cabeza. Al volver a casa poco le importó lo que le dijeron sus padres. Joseph empezó a mentir con el fin de salir a beber con sus amigos, olvidaba sus responsabilidades y con el tiempo el Joseph de antes se transformaba en un joven alcohólico sin fuerza y voluntad para decirle no a la oferta de un trago o para comprarlo. Los límites no existían, la dependencia creció y el dolor se apoderó de quienes le rodeaban porque se preocupaban por recuperarlo.

Sus padres con la mano en el corazón decidieron enviarlo a un centro de rehabilitación para que los especialistas pudieran ayudarlo. Pasaron los meses y Joseph parecía haberse recuperado, pero recayó en este vicio y actualmente aun permanece internado en este centro de ayuda.