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  • Gabriel Torres y Alexander Callahuajo

Una decisión que cambia la vida

Había una vez un joven llamado Alejandro, él vivía en la provincia de Imbabura en el cantón de Otavalo, toda su vida fue aparentemente feliz, pero lo que las personas no saben es que sufría de bullying desde su infancia ya que su físico era distinto, era llamado gordito, gordinflas y otros apodos desagradables. Sus compañeros lo tomaban a juego y Alejandro terminó por acostumbrarse a ser el gordito del salón, sus padres no sabían lo que ocurría y a pesar de que servían alimentos propios de la zona como habas cocinadas, papas y vegetales, Alejandro prefería ir donde doña Carmita a comer las papas fritas típicas de la zona y las mejores de Otavalo.

Ya en el colegio y como era costumbre, la hora de educación Física era un martirio para él, ya que tenía que esforzarse el doble que sus compañeros, el test de Cooper era la peor desgracia, pero no todo era malo, en el colegio conoció a Angie, de sonrisa amplia, cuerpo delgado, ojos grandes y pestañas pobladas, su sola presencia iluminaba el salón, todos los chicos estaban ilusionados con ella, su belleza física era completada con su inteligencia y personalidad noble.

Angie tenía un novio y juntos parecían la pareja perfecta, Carlos era su nombre, era fornido ya que hacia el deporte y participaba en el equipo de fútbol inter institucional, Alejandro por su parte, se sentía muy mal ya que no le iba muy bien en el amor, las chicas pasaban de él.

Alejandro sabía que su aspecto físico influye en su mala suerte, de repente y con una fuerza de voluntad empezó a dejar a su fiel compañera de vida, la comida se convirtió en su peor enemiga, a la hora del almuerzo terminaba de comer y se precipitaba al baño, habría la llave del agua para disimular el sonido del vómito y al finalizar se sentía satisfecho, se ha quitado un peso de encima, estas acciones se convirtieron en su pan de cada día, se veía mucho más delgado y está irreconocible, el tiempo había pasado y los problemas se hacían evidentes, tenía llagas en la boca y problemas dentales, sufría de dolores en las extremidades; problemas que lo condenaron de por vida.

La felicidad no es estar delgado, la pérdida de su salud es el precio que Alejandro tuvo que pagar una decisión que se pudo evitar.

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