Mientras la noche caía, su cama se llevaba el último respiro de Panchita, su madre veía la novela y su hermano estaba en una partida importante de free fire, fue un año de desinterés social y familiar lo que llevaron a Panchita a cambiar su forma de ser y actuar, cada mañana se levantaba con una sonrisa para enfrentar el infierno del día a día, como un fantasma dejaba huellas en la indiferencia de su familia.
Al salir de su encierro poco a poco llegaba al lugar del conocimiento, el que a veces también era su tormento, las voces repetitivas de la realidad haciendo un eco decían: estás gordita muñeca, y fue ahí que su vida dio un giro de 180 grados a la idea errónea que su mente formó, así inició su vía crucis a la bulimia, fueron años de tragedia, comida rica que se iba al retrete y con ello sucumbía su vida.
Un día sin darse cuenta, cansada del ajetreo, su cama fue el refugio para tomar una siesta para siempre y junto con el sol se marchó por el horizonte, así la luz de la luna anunciaba a la familia la tragedia que se venía y una vida más que se perdía.
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