Karina, una joven de 16 años, estudiante de la unidad educativa Santo Domingo de Guzmán, vive en Ambato con sus padres y es única hija.
En pleno siglo XXI como en toda familia, sus padres trabajan y no tienen tiempo para dedicárselo a su hija y sobre todo prestar atención en sus cosas, Karina al sentirse sola se refugia con malas amistades se deja influenciar por malos hábitos y costumbres inadecuadas para su edad y sobre todo para su salud, en un día soleado, Juana la madre de Karina se percató de que su hija está muy baja de peso y su comportamiento no era el adecuado entonces tomaron la decisión de llevarla al médico de confianza.
Como toda chica adolescente con sus hormonas alteradas Karina se negó rotundamente y no quiso escuchar razón alguna, después de tanto batallar Karina aceptó visitar al médico y es allí donde empieza el calvario para la familia, el doctor sorprendido por el mal estado de la joven y los inadecuados resultados que para su edad no tenían nada que ver, decide darle una atención prioritaria y le obliga a que siga un tratamiento de urgencia en el cual consistía en asistir a unas charlas y compartir su testimonio con otras adolescentes que pasaron por la misma situación, Karina se niega rotundamente a realizar todo esto porque ella supone que está bien y que los otros están locos y solo quieren fastidiarle la vida.
A los doctores el caso de Karina les llamó mucho la atención y empiezan a investigar a fondo y descubren que el inicio de esta batalla empezó por una ruptura amorosa que ni sus padres sabían, Juana y Marcelo, padres de Karina, preocupados se echan la culpa de que su hija tenga ese comportamiento y deciden apoyarla y darle más tiempo, vigilaban su alimentación, conocieron sus amistades y se interesaron por sus problemas.
Karina toma conciencia de todo lo malo que estaba haciendo y decide tomar el tratamiento y valorar su vida ya que por una ilusión amorosa una persona no puede dañarse a sí misma y ella nos deja un mensaje: cuida tu vida, sólo hay una.
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