Cuando Mery empezó su cuarto año de secundaria, fue influenciada por sus compañeros sobre los estereotipos de belleza, al momento que Mery escuchó los comentarios de los demás, ella sintió que no encajaba en esas características, pues al mirarse al espejo, se veía un poco más gorda, de baja estatura y con ojos café oscuro y el cabello castaño, algo que le causó conflicto, pues los chicos de su clase decían que las mujeres rubias y de ojos azules son hermosas.
Con estos comentarios en su mente, tomó decisiones para encajar en esos estándares de belleza, empezó a comer muy poco y tomar bastante agua porque según había leído, eso llena el estómago y ayuda a controlar el hambre, también cambió su color de cabello, lo volvió rubio y empezó a usar maquillaje, pero aún eso no funcionaba porque sus compañeros seguían molestándola por su peso.
El tiempo pasó y ella cada vez más obsesionada con la belleza, empezó a buscar medicamentos que le ayuden a perder peso, todos estos cambios según ella, le ayudarían a encajar entre las chicas populares de su secundario, pero no se dio cuenta del daño que le hacía a su cuerpo. Su delgadez era exagerada y entró a una etapa grave de anorexia, su familia preocupada, la llevó a un nutricionista quien le diagnosticó este trastorno y le ayudó a mejorar su estilo de vida, le asesoró en la alimentación y le recomendó un psicólogo para ayudarle a entender que los estándares de belleza que pretendía alcanzar no eran seguros para su salud y que cada uno debe amarse y aceptarse como es.
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