Cuando Juana estaba en la preparatoria, gustaba de comer en su casa, pero también amaba la comida chatarra, su snack preferido eran los Doritos.
En una temporada, ella pasó por algunos problemas personales que la llevaron a una profunda tristeza y decidió alejarse de su pareja porque creyó que no era suficiente para él, con el tiempo recobró valor y pensó en alimentarse de mejor manera y mantenerse en forma para sentirse mejor con ella y su autoestima.
Cierto día, se apuntó a un programa de intercambio internacional, su objetivo era conocer nuevas culturas y la forma de vida de otras personas, salió favorecida para una beca y viajó a Estados Unidos con el fin de cambiar su vida.
Al cabo de unos años, terminó sus estudios y empezó a trabajar en una empresa con un horario tan apretado que casi no tenía tiempo para dormir, volvió a caer en la comida chatarra y su aspecto cambió rotundamente, cuando era joven su metabolismo asimilaba de mejor forma los alimentos, pero con el paso de los años todo lo que ingería parecía volverse grasa en su cuerpo, pensó varias veces en acabar con su vida, sin embargo, con ayuda psicológica logró entender que todo cambio requiere de perseverancia y voluntad.
Con el tiempo se organizó mejor y ahora lleva una dieta equilibrada que le permite tener vida social y ser eficaz en su trabajo.
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