Elizabeth, a la corta edad de 15 años decidió iniciar su vida sexual, lo hizo como prueba de amor a su novio Juan Ernesto, pero lo que ella pensó que sería un momento mágico, fue todo lo contrario, el chico en cuestión se impresionó de su cuerpo, lo notó porque hizo un gesto de disgusto cuando la vio y esto la hizo sentir mal.
Elizabeth, ante el desplante de su novio, comenzó a hacer dietas muy rigurosas y ejercicio constante, sin embargo, ella pensaba que nada de lo que hacía funcionaba y cayó en depresión. Elizabeth lo comentaba con sus amigas y una de ellas le recomendó que, al momento de ingerir los alimentos, la solución para no procesarlos era vomitarlos.
Elizabeth comenzó a seguir el mal consejo de su amiga, lo que la llevó a desarrollar graves problemas de salud, ingresó al hospital en estado crítico no sólo por su trastorno alimenticio, sino por la depresión que padecía por su peso.
Sus padres, desesperados la ingresaron a un hospital psiquiátrico, pensando que así los médicos harían lo mejor para su hija. Una vez allí Elizabeth, se hizo amiga de una mujer esquizofrénica, quien fuera de sus cabales, le recomienda tragarse una funda, el plan era que esta llegara a su esófago, de tal manera que luego de comer pudiera sacarse la funda con todo el alimento recogido ahí. Elizabeth lo hace y sobra decir que no funcionó, ella murió asfixiada.
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