Andrea es una joven estudiante de 25 años que sufrió un trastorno alimenticio por razones emocionales, tenía un enamorado con el que tuvieron una relación por 4 años, cuando él estaba por graduarse se comprometieron en matrimonio, pero luego de su graduación, Antonio, el novio de Andrea, la llamó para cancelar su compromiso, de manera inexplicable Andrea lo tomó muy bien, no lloró, no fue complicado, sin embargo, cuando llegaron las vacaciones por fin del semestre, Andrea sintió el dolor, quizá entonces ya tenía tiempo libre para pensar en lo sucedido y aceptó que había ignorado el día del rompimiento.
Pasaron los días y Andrea se sentía sola, cuando recordó a su ex prometido, sin darse cuenta empezó a despreocupar su aspecto físico, sentía una pena tan grande que lo único que quería era pasar tiempo a solas, al cabo de unos meses Andrea dejó de comer, empezó dejando el desayuno, luego la merienda y finalmente el almuerzo.
Andrea antes de su rompimiento comía 5 veces al día y tenía un peso de 60 kilos, a los 6 meses perdió 10 kilos, su madre empezó a preocuparse, pero no podía hacer más que decirle que se alimentará pues Andrea siempre fue independiente y fuerte, pensó que con una advertencia era suficiente, pero no fue así.
Ahora Andrea, se comparaba con la nueva pareja de su ex novio, tratando de alcanzar la figura parecida a la de la chica, a los 8 meses fue a un psicólogo donde le diagnosticaron depresión y ansiedad de grado 13, estuvieron a punto de internarla en un hospital psiquiátrico pues trató de suicidarse, cuando su mamá supo de ello trató de ayudar a Andrea, pero ella se negaba a recibir atención.
Finalmente, un año después de su ruptura, llamó a su mamá para despedirse, su madre devastada le suplicó llorando que no se hiciera daño, entonces fue a un psiquiatra, dónde ha ido evolucionando y superó su trauma. Andrea conoce su valor actualmente, asiste a terapia y subió de peso 6 kilos, entendió que el peso no es su enemigo y que alimentarse correctamente es vivir en plenitud.
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