Margarita Araujo era una niña de 12 años, venía de una familia estricta, sus padres le enseñaban valores fuertes, su madre una mujer de carácter muy determinado y su padre, un hombre religioso y rígido, eran los pilares sobre los que Margarita crecía.
La niña era de contextura delgada y estaba feliz por el inicio de clases en su colegio, ella se preparaba para su primer día de clases, y lo que pensaba que sería un día especial fue una espantosa experiencia, pues al llegar recibió comentarios groseros y desagradables por parte de sus compañeros que no esperaron para burlarse de ella por su forma de vestir y por su extrema delgadez.
Margarita ya no quería asistir a clases, pero sus padres la obligaban, no podían permitir lo que ellos pensaban que era el capricho de una niña. Margarita para verse mejor decidió comer y comer para poder subir un poco de peso, sin darse cuenta de que esta actitud acarrearía múltiples enfermedades y trastornos alimenticios. Sus padres fueron llamados la atención por parte de los maestros quienes notaron lo que sucedía, cuando fueron alertados por la institución ellos dijeron que desconocían la actitud de Margarita.
Al ver que los padres no mostraban interés por la condición de su hija, los maestros decidieron llegar al fondo del asunto y descubrieron que ella sufría bullying por parte de sus compañeros al ser muy delgada.
Así que tomaron la decisión de incentivar a los alumnos a practicar el amor propio y a quererse como eran y sobre todo a no humillar a los demás por su apariencia.
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