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Wido Mascherano

  • Foto del escritor: Relatos alcohólicos - UTA
    Relatos alcohólicos - UTA
  • 26 ene 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 3 feb 2019

Mi nombre es Wido Mascherano y esta es mi historia... Nací en la ciudad de Rosario, Argentina, en el año de 1987. Provengo de una familia adinerada, muy bien conocida en el centro de mi natal Rosario. Mi padre don Joaquín Mascherano y mi madre doña Natacha Quinteros eran unos reconocidos fabricantes de vino, dueños de una destilería llamada “La mano amiga”, la cual distribuía todos sus productos en el centro de Argentina. Un día, como era de costumbre, la familia se reunió para celebrar el cumpleaños del tío Rigoberto. Rigoberto era un hombre un tanto solitario que siempre solía comportarse de manera muy extraña. La noche transcurrió y las copas de vino iban y venían en aquel gran salón repleto de amigos y familiares. En ese entonces yo tenía la edad de 6 años.

Yo me encontraba solitario en la gran casona con la simple compañía de mi gato Geovanny mientras todo el mundo se encontraba en la celebración.

De repente alcancé a observar a un hombre que se dirigía hacia mí. Lucía muy mareado y sin control absoluto de sus impulsos. Era mi tío Rigoberto aquel sujeto.

Sin motivo aparente tomo de mi mano y me llevo al granero muy lejos de la casona, alegando tener un obsequio para mí. En el lugar mencionado simplemente tapo mi boca y abuso de mí. Yo intenté gritar con todo mi ser, pero nadie alcanzó a escucharme. Después de semejante acto atroz mi tío abandono el lugar con mucha calma y hasta el día de hoy nadie sabe nada de él. En el momento después de los hechos sentí que mi mundo se acababa, sentí tanta desesperación e ira que maté a mi gato Geovanny y lo metí en una cajonera de mi habitación. Me sentía sumamente solo y que no podía contarle lo ocurrido a nadie. Nunca tuve una buena relación con mis padres ni tampoco a alguien en quien confiar. Un día, inundado en la angustia, me metí a la destilería de vinos y tomé todo lo que pude, así siguió noche tras noche.

Han pasado los años y mi alcoholismo ha aumentado, en ciertas ocasiones han existido personas que me ayudaron, pero siempre volví a recaer. Al día de hoy me doy cuenta que debí abrir mis emociones a las personas que más me quisieron para solucionarlo y no pasar el dolor con el alcohol. Hoy en día soy una persona solitaria, amargada y sumergida en el mundo de la bebida.

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Web creada por la tutoranda Paola Acosta y el profesor Álvaro Jiménez como parte del proyecto de investigación para el tratamiento del alcoholismo en jóvenes universitarios (2453-CU-P-2017 / DIDE-UTA).

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