Decisiones que se tornan irreversibles

Tenía 16 años cuando sus amigos lo invitaron a beber su primera copa de alcohol. Lo que nunca esperó es que aquella decisión cambiaría su vida en un futuro.

Paco ahora tiene 45 años de edad, está casado y tiene un hijo adulto. Con lágrimas en sus ojos recuerda el día en que por primera vez probó alcohol incitado por sus amigos. Después se le hizo normal alcoholizarse cada fin de semana pues pensaba que no era un vicio, sino que más bien él suponía que esto le ayudaba a divertirse y a integrarse mejor en su grupo de amigos pues como él era de condiciones económicas altas, sus amigos lo buscaban, hasta que llegó a hacerse un hábito y llegó a beber todos los días.

Su esposa e hijos en repetidas ocasiones le aconsejaban e intentaban ayudarle, pero a él lo único que le importaba era estar con sus amigos, y así fue alejando a su familia poco a poco de su lado.

Lo que nunca esperó es que su mala vida le empezó a cobrar factura.

Hace dos meses mientras se encontraba en una noche, para él normal, bebiendo con sus amigos, se desmayó. Recuerda que despertó en el hospital y su esposa e hijos estaban junto a él con lágrimas en los ojos, pues los médicos al observar los exámenes realizados concluyeron que había que operarlo con urgencia, pues de este tenía la vesícula inflamada y un riñón completamente destruido, al igual que su hígado.

Le daban pocas probabilidades de vida. La intervención quirúrgica, a pesar de que se debía realizar con urgencia, era muy difícil. Se debía a todo el alcohol que el tomó durante su vida. Los médicos aceptaron realizar dicha operación sin responsabilidad alguna. Intentaron intervenirle con una cirugía láser, y en la mitad de la operación, éste no resistió y su vida corrió un grave peligro.

Fue entonces que un médico le intervino de manera normal. Aunque la operación fue un éxito y parecía un milagro, éste no reaccionó hasta el tercer día, y recobró la conciencia en una semana. Paco menciona que recuerda que vio su estómago lleno de cortes por las cirugías y aún faltaban las diálisis, para lo cual le afectaron un poco a su cuello. Hoy en día acude al hospital.

Uno de estos días se sentó en la camilla y pasó 4 horas casi inmóvil. Cabe destacar que no le dan ningún medicamento para aliviar su dolor debido al alcohol que posee su sangre, pues sólo posee un 40% de su sangre limpia.

Las únicas personas que se encuentran en este momento con él son su familia y dos o tres personas que en realidad le aprecian. Sus amigos de alcohol le olvidaron, pues ya enfermo no le sirven para nada.

Paco menciona que las decisiones que ha tomado en su vida no siempre han sido las correctas. Aunque no puede regresar en el tiempo, hoy en día se concientiza sobre la importancia de la familia y las consecuencias del exceso de alcohol.