(Sin título)
- Relatos alcohólicos - UTA
- 28 ene 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 3 feb 2019
Cuando yo tenía 20 años falleció mi padre, era un ser humano único, estuvo conmigo en los momentos felices y de tristeza.
Desde pequeña siempre me destacaba por ser la mejor y sacar el nombre de mis padres en alto pero desde ese día, 13 de octubre del 2015, cambió mi vida.
Empecé a beber alcohol para olvidarme por un momento del dolor. En mi casa todo era tristeza. Mi mamá no tenía ánimos de nada, yo me encerraba en mi cuarto sólo a llorar, me volví una persona fría con el pasar del tiempo. Y aunque el alcohol en ocasiones me hace olvidar, sé que estoy haciendo mal, eso no me lleva a nada bueno.
Hoy en día el dolor sigue y yo sigo siendo una persona fría. A veces quisiera brindar un poco de cariño a las personas que de verdad se merecen, pero no puedo, y esta es otra razón por la que a veces me refugio en alcohol.
Sé que no es una de las mejores historias pero fue la razón por la cual empecé a beber. Muchas personas pasamos por esto en la vida pero el alcoholismo no es la mejor salida porque nos estamos haciendo un mal a nosotros y provocando dolor a nuestros seres queridos.
Porque llegó un día en el cual mi mamá lloró y me dijo que pensase bien en lo que estaba haciendo, que sabía que esa partida de mi papá nunca la superaríamos, pero que él nos está viendo desde arriba y él no hubiese querido que yo estuviera en ese camino.
Entre otras cosas ella me lo dijo con lágrimas en los ojos y me sentí muy mal, nunca pensé ver a mi madre llorar por mi culpa. Desde ese día todo cambió, toque fondo por lo que estaba haciendo, y créame que desde ese día soy una mejor persona.
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