Había una vez en la ciudad de Ambato una chica llamada Martina, tenía 22 años y a su edad la vanidad estaba en auge, como en todos los muchachos no le faltaba el celular en la mano, las redes sociales eran su pan de cada día.
Martina era infalible en Instagram, diariamente la joven posteaba una foto con el fin de tener muchos seguidores. Al principio Martina muy contenta no paraba de postear todo lo que hacía en el día, ella seguía a actrices famosas y de gran físico en esta red social pues se quería parecer a ellas, el único inconveniente es que consideraba que tenía unos kilos de más.
Tanta fue su vanidad que empezó a preocuparse por su aspecto físico y buscó información en internet y comenzó a hacer ejercicio, siguiendo dietas cada día más exigentes porque quería aumentar su número de seguidores.
Llegó a obsesionarse con su aspecto físico dejando de comer y haciendo rutinas forzadas, solo por un like sin saber que la apariencia de las famosas muchas veces era con cirugías y fotógrafos expertos en Photoshop.
Martina en su obsesión de superarse y compararse con los demás, desarrolló trastornos mentales y alimenticios que la llevaron a cavar su tumba, solo por tener un follower más.
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